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viernes, 8 de abril de 2016

Batman v Superman: Dawn of Justice (El Amanecer de la Justicia / El Origen de la Justicia) - Zack Snyder (2016)

(Advertencia: la siguiente crítica revela parte de la trama de la película)



Luego de ver esta película debo confesar que lo que me quedan son muchas dudas. Incluso dudo si estas dudas se deben a un defecto de mi percepción o entendimiento, o, si por el contrario, se deben a un defecto de la película. Debo confesar también que no soy fanático ni de Marvel ni de DC, y que nunca he leído un solo cómic en toda mi vida. Si bien, desde niño conozco, gracias a las series animadas, mucho más, pero mucho más, al Universo DC que al de Marvel, y que, hasta la aparición de las películas respectivas, nunca antes había oído hablar de Thor o de Ant-Man.

domingo, 21 de febrero de 2016

Esperando la carroza - Alejandro Doria (1985)

(Advertencia: la siguiente crítica revela parte de la trama de la película)


Esta es quizá una de las mejores comedias del cine argentino. Se la podría inscribir dentro de una especie de “neorrealismo argentino”, a imagen del cine italiano. Es que esta película me hizo recordar a las mejores comedias italianas, del estilo de I soliti ignoti, I compagni y Divorzio all’italiana. Es de esas clases de películas que sólo manos magistrales como las de Monicelli, Germi, o, en este caso, Alejandro Doria, pueden llevar a cabo. Y la esencia está en lograr escenas que pueden llegar a ser absurdas, pero que no pierden su “humanismo”. Sí, he dicho “humanismo”, porque es absurdo, pero siempre dentro de la condición humana, dentro de la figura del hombre como medida de las cosas. Y si uno tomo a un ser tan imperfecto como medida de las cosas, no es extrañarse ver la absurdidad a la vuelta de la esquina. Lejos de estas películas (muy lejos, en otra dimensión) quedan las bufonadas grotescas de actores como Adam Sandler o Ben Stiller.  Películas como las nombradas, o como la que es objeto de esta crítica, pueden lograr una escena que nos invita a reír, pero a la vez nos da una sensación ambigua, porque presenta al mismo tiempo una situación que podría llegar a ser un drama o una tragedia. Esa propiedad, aquella de lograr que nos riamos, pero no como simples seres inertes y vacíos, sino teniendo siempre la duda, la sospecha (muchas veces la seguridad) de que allí se esconde algo más profundo y complejo, es la que vuelve grandes obras a estos filmes.

Las actuaciones son impecables. Cada personaje está dibujado de manera armoniosa y equilibrada. Extrañamente la única actuación que a mi parecer está un poco desdibujada es la del propio Antonio Gasalla en su papel de “Mamá Cora”. Personaje que Gasalla posteriormente puliría (tanto en lo que respecta a actuación como a caracterización), lo renombraría simplemente como “La Abuela” y pasaría a ser uno de sus más habituales. El resto del casting es simplemente estupendo. Es que con un guión y una dirección tan sólidos es difícil actuar mal (aunque a veces sucede…).

Doria explora el espíritu de cada personaje y lo presenta de manera magistral al espectador. Me refiero con esto último que no empieza haciendo una pausa en la historia, para así poder hacer una enumeración de cada personaje, y luego recién comenzar la “verdadera trama”, como sucede en casi todo el cine catástrofe estadounidense. Lo que hace Doria es empezar con la historia desde el primer segundo, y desde allí vamos conociendo a los personajes, pero sin que ello parezca forzado o, por el contrario, incompleto.

Un papel importante en esta película lo juegan las entonaciones de voz. Y eso también es parte del trabajo sobre la caracterización de los personajes.

Por otra parte, Doria logra un coceptismo casi quevediano. Puede condensar en frases, escenas o planos todo un mundo. ¿Qué es sino la escena en donde Brandoni dice: “¡Tres empanadas tenían…! Me partieron el alma”? En una “simple” escena como ésa, queda dibujado todo el espíritu de ese personaje.

El final es lo más endeble de la película. Monicelli lo hubiera cerrado con el fracaso de lo emprendido, pero la esperanza de volver a intentarlo. En cambio, acá parece un poco forzado. Pero igualmente, eso no hace mella para nada al resto de la película, que es una obra maestra.

martes, 16 de febrero de 2016

Rumble fish (La ley de la calle) - Francis Ford Coppola (1983)

(Advertencia: la siguiente crítica revela parte de la trama de la película)

Ésta, podría afirmar sin ningún temor a equivocarme, es la primer película artística sobre la cual voy a realizar una crítica en este blog. ¿Por dónde comenzar? Empecemos por lo que no es. No es un tanque de Hollywood. No es una superproducción de efectos especiales. No es una película de peleas. No es un melodrama barato. No obstante todo eso, está sembrado de estrellas conocidísimas; existen peleas en ellas muy bien (pero muy bien) coreografiadas; y también alberga un par de historias de amor subyacentes (y conflictivas). 

Empecemos por mencionar a algunos de sus actores. Como protagonista principal (aunque, en verdad, no como el más descollante) lo tenemos a Matt Dilon. Luego están Nicolas Cage, Diane Lane (la actual "madre adoptiva de Superman"), Laurence Fishburne (el Morfeo de "Matrix") y Chris Penn. Si alguien ya la vio va a pensar en este momento que me estoy olvidando de alguien muy importante. Claro que no. Es sólo que quise apartarlo del resto para dedicarle su propia oración al mencionarlo: Mickey Rourke. Mickey Rourke haciendo de El Chico de la Moto no sólo se lleva los laureles porque su papel es el más importante, sino porque lleva a cabo una actuación impecable, tal como lo requería su personaje. Su papel, El Chico de la Moto, no es el que más tiempo aparece en la pantalla; ya dijimos que ése es Matt Dilon, pero toda la película gira en torno a él, cargándolo de cierta mística. Por ello es que digo que el personaje era difícil de interpretar: un motoquero, que antaño era el líder de las pandillas de peleas; pandillas que hoy no existen más, y que su hermano menor (Matt Dilon) trata de revivir. Pero este antiguo líder de pandillas que es el Chico de la Moto tiene una característica especial: es culto. Tal es así, que, mientras fuma o bebe, lee libros y hasta puede darse el lujo de citar, en un momento del film, al mito de Casandra. Aquellos que conozcan este mito, entenderán de lo que hablo. Y para aquellos que no lo conozcan, pues... para algo está la Wikipedia. Esta característica de pandillero culto es lo que me lleva a afirmar la dificultad de traer a la vida al personaje, cosa que hace estupendamente Mickey Rourke, dotándolo al personaje de una sagaz y lúcida taciturnidad.

Cabe aclarar que todos estos personajes aparecen en la película en sus mocedades. Es decir, es de 1983, así que la mayoría de ellos están en su adolescencia o juventud. Pero esta juventud no indica impericia en la actuación. En absoluto. Llevados por la mano de Coppola, cada actuación es exquisita. Tanto es así como digo, que, entre todas las cosas que nos deja al terminar el film, una de ellas es que nos muestra que existió un momento en la historia en donde Nicolas Cage actuaba, ¡sí, aunque les cueste creerlo! Hubo un momento de la historia de la humanidad en el que Nicolas Cage actuaba y no se limitaba simplemente a "hacer caras". Recuerdo que similar conocimiento me había dejado la película "Taxi Driver", la cual me había mostrado que Robert De Niro en un momento también era actor, y no un simple monigote que "pone cara de malo", sin importarle si la película es un policial, un drama o, incluso, una comedia.

Y como última acotación en cuanto a las actuaciones, queda algo (importante) en el tintero. Aparece una niña que hace de la hermanita de Diane Lane. Esta niña, que en los créditos figura solamente como "Domino", no sólo no desentona con la calidad actoral del resto del casting, sino que su propia actuación (en su pequeño papel) es digna de mención y aplauso. Intrigado por ver qué había sido de la vida de esta nenita que, dije, aparecía nombrada en los créditos como "Domino", me puse a investigar y descubrí que es, nada más y nada menos, que ¡¡Sofia Coppola!! Sí, la hija del director. Que, evidentemente, aquí no está por puro nepotismo, sino que la niña tenía calidad actoral.

Paso ahora a la parte, quizá, más importante de toda la película: la estética. Coppola configura con tal maestría la estética de la película que incluso uno puede distraerse un momento, embelesado por los planos o el juego de cámaras. Y está bien que sea así. El cine es imagen, y no un interminable diálogo o monólogo, como esas películas cuyos directores no se enteraron que están haciendo cine, y no radio o literatura. Es de destacar el protagonismo que le da a las sombras y (algo extraño) también al humo. La película es en blanco y negro, apareciendo solamente en colores (y muy brillantes) unos peces, cuyo papel será crucial en el argumento. 

Mencioné antes a las peleas coreografiadas. Éstas no son simples coreografías para destacar tal o cual golpe, o forma de pelear. No. La coreografía consiste en una armonización entre el entorno, el clima generado, los personajes, los planos y la música. Aclaro que no son "peleas bailadas" como las ridículas contiendas de West Side Story. Ya lo dije: son peleas que crean una armonía entre todos los elementos cinematográficos que entran en juego.

En cuanto al argumento de este film, confieso que no es gran cosa. Pero poco importa ello cuando es vestido con la estética que le brinda Coppola. Cuando a un elemento que, a priori, parece  mínimo, insignificante, y, para algunos, desdeñable, se lo puede presentar de manera épica o gloriosa; en ese momento, estamos en presencia del arte. Y eso es lo que logra Coppola con esta película.

sábado, 16 de enero de 2016

Drive (Fuerza Máxima) - Steve Wang (1997)

(Advertencia: la siguiente crítica revela parte de la trama de la película)

Como pueden apreciar, esta crítica no se refiere a la homónima (y pretenciosa) Drive de 2011, dirigida por Nicolas Refn; sino a esta más humilde (y eficaz) Drive, también conocida como Fuerza Máxima, dirigida por Steve Wang. El hecho de que haya salido directo a video podría llevarnos a pensar que se trata de actuaciones mediocres, de un guión que acompaña dicha calidad y de una dirección (de acción) bastante ingenua e inexperta. Pues no. Todo lo contrario. Tanto es así que no se entiende cuáles fueron los motivos para que esta película no fuera estrenada en cines. Estoy seguro que hubiera tenido una muy buena recaudación. Pero sean cuales hayan sido estos motivos comerciales, me adentro ahora en la crítica.

El argumento, en concreto, se trata de un chino que tiene una especie de dispositivo en el pecho (dispositivo, que por cierto, nunca se nos muestra). Este dispositivo genera fuerza y habilidades sobrehumanas en él. Pero, no obstante ello, quiere librarse del mismo para volver a ser alguien "normal". Además de la compañía creadora del dispositivo, sólo existe otra que tiene la capacidad de retirárselo del cuerpo. Esta otra compañía está ubicada en Los Ángeles y hacia allí se dirige nuestro héroe, porque la empresa china se niega a extirpárselo y además la compañía estadounidense le pagará una buena suma de dinero por este dispositivo. Pero hay un problema (siempre surgen los problemas): los chinos no están nada contentos con la idea de entregarle el dispositivo a una empresa competidora. Así que ahí empezarán los inconvenientes (y las piñas y las patadas). Tratando de lidiar con estos avatares de la vida, el personaje principal se cruzará por casualidad con un hombre que está casi en la calle, y que ha perdido casi todo. A partir de ahí sus destinos estarán unidos, ya que deberán ayudarse mutuamente para poder sobrevivir a las ansias de aniquilarlos que tendrán los malos, mientras intentan llegar a la empresa compradora en Los Ángeles.

Uno llega sin muchas expectativas a la película (o al menos, yo llegué así). Espera ver un espécimen de esas películas de sábados por la tarde en la televisión. Y al parecer así empieza, como unos títulos no muy trabajados. Pero a los pocos minutos comienza la acción. Una acción verdadera y muy bien coreografiada. No como esas secuencias actuales donde un golpe en la cara se ve en una secuencia desde 10 tomas distintas, desde distintos planos y que son pasadas tan rápidas que uno sólo puede imaginarse el golpe. Aquí no es así. Los saltos, los golpes y las patadas están muy bien coreografiadas, cual de si de Jackie Chan (en su mejor momento) se tratase.

De a poco, el argumento nos va llevando de a poco dentro del clima de persecución y lucha que reinará durante casi toda la película. Pero esto último que digo no significa que son patadas y piñas a mansalva durante todo el film. La acción está dosificada perfectamente. En un orden casi cronométrico.

Las actuaciones son también destacables. Especialmente de los "chicos buenos". Tenemos a Mark Dacascos y a Kadeem Hardison formando un dúo tan congruente y simbiótico, que me recuerda a Rush Hour. Tanto las actuaciones de ambos, como los personajes que interpretan son totalmente creíbles. Casi en la mitad de la película aparece una apenas reconocible Brittany Murphy. Parte de la dificultad de reconocer que es ella estriba en que aquí actúa bien. Puede que este papel haya sido el adecuado para ella, y los demás papeles en que la vi actuando le quedaban demasiado grande. Sea como sea, aquí aporta una cuota de frescura a la película. Carencia de la que adolecen muchos filmes, en la creencia de que si lo hicieran caerían en un vórtice payasesco. Y eso no tiene por qué ser así ineludiblemente. Sólo se llega a eso si la dirección no logra integrar tal toque de frescura a la obra toda. Aquí Wang lo logra de una manera tan eficaz que uno se puede estar riendo y, al mismo tiempo, viendo expectante una pelea. Y lo logra sin convertir en payaso al actor principal.

Éste es uno de los aspectos más destacables de esta película: el humor. Está tan armoniosamente integrado que uno realmente disfruta viéndola. No es sólo piñas y patadas todo el tiempo. Ni tampoco bromas o chistes forzados. Cada cosa es como si estuviese milimétricamente planificada. Y Kadeem Hardison, sin verse convertido en un bufón, aporta gran parte de este humor. 

Realmente, cuando terminé de verla estaba tan sorprendido de que esta película cumpliera con creces lo que había prometido. Es altamente recomendable su visionado. Y una cosa más. Al final, uno se da cuenta que todo el filme no mostraba la búsqueda de la empresa para la extirpación del dispositivo, sino que se trataba de una especie de Bildungsroman (o "novela de formación") en donde los personajes que terminan la película son espiritualmente distintos a los que comenzaron. También queda la sensación de que el final permanece abierto, para cobijar la llegada de una segunda parte. Según la información que tengo, la segunda parte, lamentablemente, nunca llegó.




 

 

 

 

 


lunes, 11 de enero de 2016

Tokarev (Rage) - Paco Cabezas (2014)

(Advertencia: la siguiente crítica revela parte de la trama de la película)

Debo empezar confesando que esta película fue la que me llevó a escribir este blog. Quizá se pregunten: "¿Qué? ¿Acaso te pareció tan buena/mala que te movió a escribir una crítica favorable/desfavorable hacia ella?" No. No es tan buena, ni tampoco es tan mala. Es sólo que me hizo descubrir algo que no me había dado cuenta nunca sobre el cine. Digo, está ahí, pero es difícil verlo así, tan palmariamente. Y es algo que llamaré: el "corpus". Sobre ello, más que sobre la película, es sobre lo que quiero hablar en esta crítica en particular. Pero primero hablemos un poco sobre ella.

Esta película, Tokarev, más tarde renombrada Rage, y conocida en ciertos sectores del mundo hispanohablante como Furia Implacable, es un "típico" film de mafias y venganzas. Estrenada en el año 2014 y dirigida por el español Paco Cabezas, no se puede decir que desborde ingenio y brillo; pero tampoco se la puede castigar tanto como he visto que hicieron ciertos críticos. Prefiero seguir llamándola Tokarev, ya que me parece que es el elemento clave de la película.

Actúa el hipergestual Nicolas Cage, y otros actores que no aportan demasiado a la película. En pocas palabras, son bastantes acartonadas las actuaciones. Aparece (para los nostálgicos) un Danny Glover, que no aporta demasiado brillo tampoco.Las peleas no son gran cosa, ni las persecusiones tampoco. 

"¿Y entonces por qué decís que no hay que castigar tanto a esta película?". Sucede lo siguiente. La película comienza con la presentación de los personajes. Un antiguo asaltante (Nicolas Cage) devenido en un buen hombre de la comunidad, con una hija adolescente y una esposa (que, por cierto, no es la madre de la chica). Este buen hombre sale a cenar con su esposa, mientras su hija se queda en casa pasando un inocente momento con unos amigos. Ahora bien, esta cena se ve interrumpida cuando van a comunicarle que algo malo ha sucedió con su hija. Vamos, que la secuestraron. Los compañeros de la chica están todos golpeados y le narran cómo unos secuestradores encapuchados ingresaron, forzando la puerta, y se llevaron a la chica. "¿Acaso tu crítica se basa en una narración completa de la película?" Tranquilos que quiero llegar a un punto en concreto. Allí empieza una situación en la que este buen hombre no sabe qué hacer. La esposa le dice que haga todo lo que tenga que hacer; y lo deja bien en claro: ¡todo!. Ni lerdo ni perezoso va en busca de un par de antiguos compañeros de pecados, y les pide que empiecen a sacudir algunas jaulas, buscando información acerca de la hija. Estos dos amigos de Nic no son ningunos nenes de pecho, y comienzan a tirar piñas a diestra y siniestra pero no obtienen nada. Días después, la chica es encontrada muerta. Empiezan a pensar que fue por una venganza, que no fue por dinero, ya que nunca lo solicitaron. ¿Pero quién? Si él estaba retirado de los negocios oscuros desde hace 15 años. Pues fácil, pongamos un poco de estereotipo xenófobo, y que comiencen  las opciones: entonces se preguntan si habrán sido puertorriqueños, chinos, mexicanos, rusos. En fin. El informe de balística asevera que la bala con la que mataron a la chica pertenece a un arma rusa, una Tokarev, que estaba relacionada con unos crímenes de hace un tiempo. Bien. Eran los rusos entonces. ¿Pero por qué? Y entonces recuerdan que un día, hace mucho tiempo, ellos (Nic y sus dos compinches) habían asesinado al hermano del capo de la mafia rusa para robarle un dinero. "¡Listo! ¡Eran ellos los que le mataron la hija!" Momento. Falta un pequeño detalle. El capo de la mafia nunca se había enterado que habían sido ellos los que asesinaron a su hermano. O sea, que alguien los delató. 

¿Complicado de entender? Pues no. En la película se presenta toda esta situación de una manera más simple y comprensible que lo que lo estoy haciendo yo. Pero ese momento es importante. Entonces recién ahí comienza la verdadera película de género. De género mafioso, como tantas que hay. Y se recorren todos y cada uno de los lugares comunes (bueno, no todos; en este momento se me ocurren varios que no utilizaron). Se comienzan las persecusiones, las llegadas intempestuosas a los centros de negocios de la mafia, tiros por aquí, patadas por allá, venganza por aquí, venganza por allá. "O sea, ¿es lo mismo que cualquier otra trillada película de mafia?" ¡No! Ahí está lo valioso de esta película. Paco Cabezas nos está haciendo caer dentro de la inercia del "corpus". "¡¿Pero qué es el corpus del que tanto hablás?!". Ahora lo diré. 

En Derecho, la interpretación de una ley no se puede hacer tomando al texto de la norma de manera aislada. "¿Te equivocaste de blog? Éste es de cine, no de Derecho". Quiero explicar algo. Tranquilos. Decía, antes de que me interrumpieran, que en Derecho, cuando se realiza la interpretación de una ley, no se puede hacer ello tomando el texto de la misma de manera aislada. Se lo debe conjugar con todo el sistema normativo en donde ella está inscripta. Ese sistema es el que va a permitir al intérprete (juez, abogado, etc.) poder "extraer" el sentido real de lo que quiere decir la ley, ya que todo ese sistema normativo va a evidenciar cuáles son los valores más importantes a proteger, cuál es el sentido de la estructura normativa, y va a impedir (teóricamente) que se produzcan inconsistencias en las normas al ser éstas interpretadas. Ese conjunto normativo en donde está inserta la ley en particular es el "corpus". Este película, Tokarev, me abrió los ojos sobre que también existe un "corpus" en el cine. Y específicamente en lo que respecta a este film, un corpus sobre películas de mafias y venganzas. Y es con eso que juega Paco Cabezas. Nunca antes yo había visto algo así. Pone a funcionar todo el engranaje del "corpus" de las películas de mafias y venganzas. Y terminan (casi) todos muertos. Pero uno ve que se sigue esa "típica" línea de film de mafia, pero no está conduciendo a ningún lado. Una tiene una expectativa, creada luego de ver interminables réplicas que sólo difieren en los actores y en los nombres de los personajes, una y otra y otra y otra vez. Uno tiene creado ese "corpus" en la mente. Y Paco Cabezas lo sabe. Por eso uno se siente extraño al ver que el siguiente paso (que nos indica el "corpus") no puede ser dado. Y al final nos damos cuenta (al mismo tiempo que Nic) que todo lo del secuestro era una mentira de los amigos de la hija. Que jugando con un arma accidentalmente la habían matado ellos a la chica. Esta arma, una Tokarev, era una que él tenía guardada de cuando robó, asesinó (y le quitó esta arma) al hermano del capo mafia ruso. Y allí todo encaja, y toda la estructura del "corpus" con el que jugó Paco Cabezas, mientras se ríe de nosotros, la hace trizas en un segundo. Nos muestra una cosa y nosotros (acostumbrados a la estructura) seguimos inconscientemente, para luego el director mostrarnos que no tenemos que seguir caminos sin razonar y por pura repetición. Allí está el valor de la película. En el juego que realiza con el "corpus" de las películas de mafia y venganzas. Allí está lo (¿único?) rescatable de este film. Y ello fue lo que me impulsó a escribir este blog (que espero continuar de ahora en más), ya que no encontré que nadie se diera cuenta de ello. Del juego al que somos sometidos al ver esta película.